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Channel: Cuentos infantiles cortos
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Audiocuento: ¡A llenar el carro de la compra!

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Puedes escuchar aquí el cuento ¡A llenar el carro de la compra!
El resto de audiocuentos están disponibles aquí.


Mamá ha metido a Tina y Leo en el carrito y han entrado al supermercado para hacer la compra semanal. Los dos mellizos disfrutan de lo lindo ayudando a escoger la fruta o metiendo los paquetes de comida en el carro.

Han comprado leche, yogures, manzanas, pasta de dientes, champú… Mamá les acerca con el carro a la estantería y les dice lo que tienen que coger. Así hasta que Tina ha tenido una idea:

- Mamá, ahora ya somos mayores. ¿Podemos salir del carrito e ir andando?
- Está bien. Pero no os separéis de mí.

Todo ha ido bien al principio. Aunque no llegaban a las estanterías más altas, Tina y Leo han ayudado a mamá a coger los productos que estaban en las estanterías de abajo.

Hasta que mamá ha ayudado a Tina a coger un paquete de papel higiénico. Mientras lo guardaban junto al resto de la compra… ¡Leo ha desaparecido!

- ¡Leo! ¡Leo!, llamaban Mamá y Tina mientras le buscaban por los diferentes pasillos. Pero Leo no aparecía.

Las dos estaban cada vez más preocupadas, hasta que se ha oído un mensaje a través de los altavoces:“Un niño de rizos llamado Leo ha perdido a su mamá y la está esperando en la entrada del supermercado”.

¡Menos mal! Mamá y Tina han ido corriendo a buscarle. Allí estaba el pobre Leo, un poco asustado. ¡Qué contento se ha puesto al verlas! “Pero Leo…¿no te dije que no te separaras de mí?”, ha preguntado mamá.

- Mamá, ¿y el carro?, ha preguntado ya más tranquilo.

- El carro!, ha exclamado mamá. Nos lo hemos olvidado. Vamos a ir a buscarlo ahora mismo… ¡pero esta vez iremos de la mano!

Ilustración: Ana del Arenal




Un oso panda para colorear

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Como ha empezado el buen tiempo, el oso panda ha salido a tocar el tambor, pero creo que le va a pasar algo ¿qué será? Descúbrelo mientras tus hij@s colorean la lámina y tú les lees el cuento de "El oso panda músico"


¡Cuentos veraniegos en el baúl!

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Un verano más, nos vamos a tomarnos los meses de julio y agosto de vacaciones. Abriremos el bául con nuevos cuentos con la vuelta al cole en septiembre.

Entretanto, podéis seguir disfrutando de las historias del baúl, tenéis un montón de cuentos. Hemos querido destacar los más veraniegos:

Cuentos para soñar:

Tina y Leo:
Seguiremos consultando el mail y los comentarios que nos vayáis dejando así que no dejéis de contactar con nosotras como hasta ahora!

¡Halloween!

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Los mellizos Tina y Leo han decorado la casa para celebrar Halloween. Una gran calabaza en la entrada y fantasmas y monstruos colgados por todas partes. Cada Halloween, papá cuenta historias terroríficas para asustarles. Este año, han planeado con la ayuda de mamá asustarle ellos a él.
Tina se ha puesto un disfraz de bruja y Leo se ha convertido en fantasma gracias a una sábana. Se han escondido, esperando a que volviera del trabajo. Cuando papá ha abierto la puerta de casa Leo ha salido de detrás del perchero.
          - ¡Uuuuuuh!
¡Qué susto! Papá incluso ha dado un pequeño grito y ha tenido que sentarse en el sillón para recuperarse. Y justo entonces, Tina ha aparecido tras el sillón.
          - ¡Uuuuuuh!
¡Otro susto! “Pero bueno, ha exclamado papá, ¡si tenemos una bruja y un fantasma en casa!”.
          - ¡Papá! ¡Somos nosotros, Tina y Leo!
Y todos se han echado a reír. Tina y Leo han corrido a la cocina a contarle a mamá lo terroríficos que habían sido y…
          - ¡Uuuuuuh!
Papá estaba detrás de la puerta de la cocina. ¡Vaya susto!
Tanto susto les ha dado hambre… Así que se han sentado a la mesa a tomar una deliciosa merienda de Halloween. “¡Papá, queremos oír una historia de terror!”
Ilustración: Ana del Arenal

¡Cuentos para todos!

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Somos Ana, Laura y Ainhoa, las mismas que abrieron el baúl de los cuentos hace ya un tiempo. Un tiempo que nos ha permitido poner letra y dibujos a los cuentos que inventábamos para nuestros hijos. Más de 60 cuentos llenan el baúl. Algunos con su versión audio, con su lámina para colorear... Nos gustaría que los disfrutarais con vuestros peques y que nos lo contéis.

Gracias de corazón a quienes nos habéis seguido durante el tiempo en el que hemos mantenido nuestra promesa de publicar todas las semanas un cuento nuevo.

Y no dudéis en seguir abriendo el baúl. ¡Hay cuentos para todos!

Ana, Laura y Ainhoa

El murciélago bailarín

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Había una vez un murciélago peludo y volador que por las noches bailaba y por el día descansaba boca abajo en su cueva. Por su cumpleaños le regalaron unos cascabeles que se colgó en sendas alas y entonces sus bailes se convirtieron en un hermoso espectáculo al que acudían todos los animales del bosque cada noche.

Pero un día el murciélago se rompió un ala y tuvo que dejar de bailar para siempre.  Se encerró en su cueva y pasó varias semanas colgado sin moverse, muy triste. Hasta que decidió que a él le seguía gustando el baile y que como no podía bailar, iba a enseñar a los animales del bosque. Porque viéndoles bailar, iba a disfrutar también un montón.

Todos querían bailar como él, así que empezó enseguida las clases de baile. El que más difícil lo tenía era el hipopótamo que con sus cortas patas y su grueso cuerpo no conseguía seguir el ritmo.  En cambio las águilas y los conejos lo hacían de maravilla.

Cuando llegó el final del otoño, la mayoría se podía decir que sabían bailar. Y en agradecimiento al esfuerzo que había hecho el murciélago enseñándoles, le prepararon una bonita sorpresa ¡el baile del murciélago bailarín! Un baile para el que se ponían todos dos alas negras y bailaban los pasos preferidos del murciélago. Y al murciélago bailarín aquello le pareció tan genial como las noches en las que podía bailar.  Y entonces decidió dedicarse a enseñar a bailar y por eso le empezaron a llamar “el murciélago maestro bailarín”.

Ilustración: Ana del Arenal

Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un murciélago

No me gusta la ensalada

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Los mellizos Tina y Leo están sentados a la mesa y los dos están enfurruñados. La última vez que mamá puso lechuga sobre la mesa no quisieron comerla, papá y mamá se enfadaron y todo terminó en un tremendo lío.

Cuando mamá les ha dicho que como primer plato había preparado una ensalada, le han dicho muy serios: “No queremos ensalada. No nos gusta la lechuga”.

          - Esto no es lechuga. Se llama rúcula. Veréis que hojas tan bonitas.

Y ha puesto sobre la mesa los platos. Tina y Leo se han quedado muy asombrados al ver que la ensalada tenía forma de flor. Tomatitos rojos en el centro y hojas verdes como si fueran pétalos. Los mellizos estaban intrigados.

          - ¿A qué sabe la recula?, ha preguntado Leo
          - No es recula, sino rúcula, ha corregido mamá. Es un sabor diferente a la lechuga, probadlo.

Leo se ha reído. Rúcula le ha parecido un nombre muy gracioso. Así que ha metido el tenedor en su plato y ha empezado a comer, mientras Tina se resistía. “Es verde, como la lechuga. Seguro que no me gusta”, ha dicho antes de probar nada.

          - Los guisantes también son verdes y bien que te gustan, ha dicho mamá.
          - Sí, pero son bolitas. Esto son hojas, como la lechuga.
          - Tina, tú eres una chica lista, y ya has visto que no son iguales. Son diferentes, porque saben diferente. Mira Leo, está comiendo y parece que le gusta.
          - Sí está bueno, mamá, ha explicado Leo con la boca llena.

Tina ha mirado a Leo, luego a mamá… y ha decidido probar su ensalada. Vaya, desde luego no era lechuga, tenía un sabor diferente. “Es posible que haya alguna comida que no os guste”, ha explicado mamá. “Pero siempre tenéis que probar para saber qué os parece. ¿Qué pasaría si no hubieseis probado el chocolate porque es del mismo color que la comida de Atila, nuestro perro?”.

Ilustración: Ana del Arenal

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El cocodrilo enamorado

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(También disponible como audiocuento)







Coco era un cocodrilo verde y vago que se pasaba los días en el lago. Cada día que pasaba se aburría más. Miraba con envidia a la tortuga que vivía en la orilla de enfrente y que se ganaba la vida transportando de un lado a otro del lago a conejos, caracoles y gusanos.  La tortuga movía rápidamente su cola y atravesaba a toda velocidad las aguas al tiempo que imitaba  el ruido de un motor.

-Bruuuummmm

-Parece que la tortuga se divierte a pesar de estar trabajando- pensaba el cocodrilo.

A él eso de trabajar no le parecía divertido. Prefería aburrirse. Aunque significara estar siempre solo, sin amigos y sin hablar ni reír con nadie.

Hasta una tarde llegó al lago una cocodrila nueva. Coco enseguida se enamoró de ella y la quiso impresionar. 

-Me pondré a trabajar, haré amigos y ella también querrá ser amiga mía.

Y empezó a transportar animales de un lado a otro del lago. Acordó con la tortuga que él lo haría los días de lluvia. Así  los animales estarían a cubierto en su enorme boca y los días de sol él descansaría. ¡Y descubrió que sí era divertido trabajar sobre todo porque se hizo un montón de amigos que le contaban historias geniales! Y además, la cocodrila nueva se acercó a él para que le  explicara cómo se podía trabajar en ese lago y para que le presentara a sus amigos.

Y acabaron por enamorarse. Y Coco el cocodrilo continuó divirtiéndose y olvidó la época en la que le gustaba aburrirse y no trabajar.

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un cocodrilo

La carta a los Reyes Magos

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(Con los dibujos del baúl hemos preparado varios modelos de cartas. Puedes descargarte desde aquí la carta a los Reyes Magos, la carta a Papá Noel o la carta a Olentzero. Más modelos al final del cuento).



¡Por fin ha llegado el día! Esta tarde, los mellizos Tina y Leo escribirán la carta a los Reyes Magos. Durante las últimas semanas han hecho un esfuerzo especial por portarse bien y que sus majestades de oriente les traigan los regalos que van a pedir.

“Recordad que podéis pedir tres cosas cada uno. Los Reyes Magos tienen que llevar regalos a todos y si pedís muchas cosas los pobres camellos no podrán con todo”, ha dicho mamá. “En cuanto terminéis, papá tiene una sorpresa para vosotros”.

Tina y Leo han preparado cuidadosamente sus cartas. Cuando papá ha entrado en el salón, llevaba tantas cajas en los brazos que sólo se le veían los ojos y la punta de la nariz. Los mellizos le han mirado, divertidos.

          - Vamos, no os quedéis ahí. Ayudadme a dejar las cajas en el suelo. Aquí están todos los adornos navideños. ¡Hoy la Navidad va a entrar en esta casa!

Enseguida han comenzado a abrir las cajas. Bolas grandes y pequeñas, guirnaldas de colores, velas estrechitas y velas gordísimas, papanoeles gordinflones… ¡Cuántas cosas!

Mientras Tina y Leo vaciaban las cajas, papá y mamá han sacado el árbol para adornarlo entre todos. Una bola por aquí, una campana por allí… ¡Hasta Atila, el perro, ha colaborado empujando las bolas con el hocico! Para terminar, en lo más alto, la estrella fugaz.

¡La Navidad se acerca!

Con los dibujos del baúl hemos preparado varios modelos de cartas que te puedes descargar desde aquí:
carta a los Reyes Magos (modelo 1)
- carta a los Reyes Magos (modelo 2)
-carta a Papá Noel (modelo 1)
-carta a Papá Noel (modelo 2)
carta a Olentzero (modelo 1)
- carta a Olentzero (modelo 2)

Cuentos para colorear

Calendario 2014. ¿Qué día es hoy?

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Leo ha sorprendido esta mañana a mamá con una pregunta: ¿Cuánto falta para la Navidad?

- Todavía bastante, ha contestado mamá
- ¿Pero cuánto es bastante?, ha preguntado Leo

Así que mamá le ha llevado a la cocina y le ha mostrado el calendario. “Mira Leo: hoy es lunes, en el calendario estamos aquí. Y tienen que pasar todos estos días antes de que llegue la Navidad”.
Leo se ha quedado un poco decepcionado y, al verlo, mamá le ha explicado que van a pasar muchas cosas divertidas antes de que llegue la Navidad y que no tiene que tener prisa porque pasen los días.

“Por ejemplo, este día es el cumpleaños de la abuela e iremos a su casa a comer todos juntos. Este otro día vais a ir de excursión con el cole a visitar una granja. Esta semana celebraremos las fiestas de la ciudad y Tina y tú podréis subir en las ferias”.

Leo se ha animado y mamá ha tenido una idea. “¡Vamos a poner un calendario en vuestra habitación! Así sabréis qué día de la semana es, si Tina y tú tenéis que ir al cole o no, y si os toca gimnasia por la tarde”.

Mamá ha llamado a Tina y los tres han colgado un calendario en el cuarto de los mellizos. Con unos rotuladores, han empezado a marcar todas las fechas importantes que les ha ido contando mamá. Leo se ha puesto muy contento… Aún falta mucho para la Navidad, ¡pero se ha dado cuenta de que enseguida llegará la fiesta de cumpleaños de su amigo Simón!

Tina y Leo nos han dicho que si tú también quieres poner un calendario en tu cuarto y marcar los días importantes, puedes decargarte el calendario de 2014 aquí.

Ilustración: Ana del Arenal

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¡A colorear el conejo comiendo zanahorias!

Audiocuento: ¡A llenar el carro de la compra!

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Puedes escuchar aquí el cuento ¡A llenar el carro de la compra!
El resto de audiocuentos están disponibles aquí.


Mamá ha metido a Tina y Leo en el carrito y han entrado al supermercado para hacer la compra semanal. Los dos mellizos disfrutan de lo lindo ayudando a escoger la fruta o metiendo los paquetes de comida en el carro.

Han comprado leche, yogures, manzanas, pasta de dientes, champú… Mamá les acerca con el carro a la estantería y les dice lo que tienen que coger. Así hasta que Tina ha tenido una idea:

- Mamá, ahora ya somos mayores. ¿Podemos salir del carrito e ir andando?
- Está bien. Pero no os separéis de mí.

Todo ha ido bien al principio. Aunque no llegaban a las estanterías más altas, Tina y Leo han ayudado a mamá a coger los productos que estaban en las estanterías de abajo.

Hasta que mamá ha ayudado a Tina a coger un paquete de papel higiénico. Mientras lo guardaban junto al resto de la compra… ¡Leo ha desaparecido!

- ¡Leo! ¡Leo!, llamaban Mamá y Tina mientras le buscaban por los diferentes pasillos. Pero Leo no aparecía.

Las dos estaban cada vez más preocupadas, hasta que se ha oído un mensaje a través de los altavoces:“Un niño de rizos llamado Leo ha perdido a su mamá y la está esperando en la entrada del supermercado”.

¡Menos mal! Mamá y Tina han ido corriendo a buscarle. Allí estaba el pobre Leo, un poco asustado. ¡Qué contento se ha puesto al verlas! “Pero Leo…¿no te dije que no te separaras de mí?”, ha preguntado mamá.

- Mamá, ¿y el carro?, ha preguntado ya más tranquilo.

- El carro!, ha exclamado mamá. Nos lo hemos olvidado. Vamos a ir a buscarlo ahora mismo… ¡pero esta vez iremos de la mano!

Ilustración: Ana del Arenal

Escucha este cuento
Lee cuando quieras este cuento infantil de Tina y Leo en el supermercado


Lámina de Navidad para colorear

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¿A quién no le gusta decorar en Navidad? A Tina y Leo les encanta y lo podéis comprobar en este cuento que podéis leer mientras los más pequeños colorean la lámina que os podéis descargar pinchando aquí.

Ilustración de Tina y Leo decorando el árbol de Navidad


El osito que descubrió la nieve

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(También disponible como audiocuento)
Tierna historia de la mamá osa y el osito un día de nieve
Había una vez un osito que vivía en una pequeña cueva con la mamá osa y el papa oso. Cuando empezaba el invierno el osito y su familia hibernaban en la cueva, durmiendo los días de nieve y frío, para despertarse en primavera con los primeros rayos del sol. 

Antes de cerrar los ojos, el osito siempre le decía a su mamá que le gustaría ver la nieve de cerca, pero no era posible porque en los meses que helaba su familia se resguardaba en la cueva y no salía de ella hasta que fuera comenzaba el calor. 

Pero el día de su quinto cumpleaños, cuando el invierno ya había terminado, la mamá osa quiso darle una sorpresa y hacerle ver la nieve, pero una nieve especial. Por eso, mamá osa compró muchos sacos de harina y les pidió a los pájaros que la desparramaran por todo el bosque. 

Y así, cuando el osito se despertó la mañana de su cumpleaños, vio las copas de los árboles, la hierba y las montañas cubiertas de una hermosa capa blanca que parecía nieve. 

Corriendo fue a contárselo a su mamá… y su mamá le dijo que además era una nieve especial con la que se podían hacer riquísimos pasteles. Y con un puñado de esa nieve, unos huevos y algo de leche le hizo el mejor pastel de cumpleaños que jamás había tenido el osito.

Ilustración: Ana del Arenal


La cebra pintora

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Cuento de una cebra con rayas de colores

Había una cebra muy alegre que todas las mañanas se pintaba sus rayas de los colores del arcoiris. Decía que no quería ser una cebra triste, blanca y negra, que quería ser alegre y bonita como el arcoiris. Así que después de desayunar, con mucha paciencia, pintaba una a una sus rayas de amarillo, naranja, verde, azul, morado…

Y por la noche, antes de irse a dormir, se daba un baño largo en el río para quitarse la pintura, y recuperar sus colores blanco y negro.

Una noche, su amiga la liebre le vio mientras se bañaba y descubrió que su amiga en realidad no tenía rayas de colores.

-¿Y por qué te pintas las rayas?
-Porque quiero ser bonita como el arcoiris y no aburrida como el blanco y el negro.
-Estás confundida, el blanco y el negro son también colores bonitos. Mira lo dulce que es la música de un piano con sus teclas blancas y negras, o cómo ilumina la luz blanca de la luna llena, o lo divertida que es la chistera negra del mago, o la nieve blanca ¡y el chocolate negro!

Lo que le dijo su amiga la liebre le dio qué pensar a la cebra. Realmente había cosas blancas y negras que eran hermosas. Y si ella tenía rayas blancas y negras también podía serlo. Así que decidió dejar de pintarse y ser blanca y negra y ¡llamarse la cebra piano!, porque su piel se parecía al teclado de un piano. Y tanto le gustó la idea que hasta se pintó algunos de sus dientes de color negro. Y su amiga la liebre le decía:

- ¡Está claro que lo que tú querías era pintarte de todas formas! ¡en lugar de la cebra piano, te deberías de llamar la cebra pintora!

Ilustración: Ana del Arenal

Lee cuando quieras este cuento infantil sobre una cebra

¡Feliz cumpleaños, Tina y Leo!

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Celebración de un cumpleaños infantil

Hoy es un día muy especial, ¡es el cumpleaños de Tina y Leo! Los mellizos, un poco nerviosos, no han podido dormir la siesta y han ayudado a papá y mamá con los preparativos para la fiesta. Han colocado globos de colores por toda la casa, han colocado la merienda sobre la mesa… han estado muy ocupados hasta dejarlo todo listo.

No han tardado demasiado en llegar los invitados: la abuelita, la tía Marta y el tío Luis con Pablo, su primito pequeño, y David y Nicolás, los niños que viven en la casa de al lado.

Los niños han salido un rato a jugar al jardín. Cuando mamá y papá les han llamado para merendar, uno de los sillones del salón estaba lleno de regalos.

          - ¡Cuántos paquetes!, ha exclamado Tina muy contenta
          - Son los regalos que os han traído para celebrar vuestro cumpleaños.

Mientras Tina y Leo abrían los regalos, muy emocionados, David y Nicolás les miraban desde una esquina. Leo se ha dado cuenta de que se aburrían un poco y les ha dicho: “¿Por qué no nos ayudáis a abrir los regalos?”.

          - ¡Vaya!, ha comentado entonces mamá, ¡Es una idea buenísima Leo! Las cosas buenas, compartidas con los amigos, son aún mejores!

Todos muy contentos, se han puesto a merendar. Después, mamá y papá han traído una enorme tarta de chocolate con las velas encendidas. Han cantado “cumpleaños feliz”, han soplado las velas y han comido un buen trozo de tarta.

Y con las barrigas bien llenas… ¡se han puesto a jugar con todos sus nuevos juguetes!

Ilustración: Ana del Arenal

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De charco en charco

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También disponible comoaudiocuento.
Los niños Tina y Leo se divierten saltando entre charcos

Hoy ha llovido todo el día. Como siempre, mamá esperaba a Tina y Leo en la parada del autobús. Leo ha sido el primero en bajar. No se ha dado cuenta de que había un gran charco justo donde terminaba la escalerilla y… ¡plas! ¡Ha metido todo el pie en el agua! Se le ha mojado el zapato, el calcetín… hasta un buen trozo de pantalón estaba empapado.

A Tina le ha parecido de lo más divertido. Como bajaba justo detrás de Leo, en cuanto mamá le ha ayudado a Leo a salir del charco, Tina ha saltado sobre él. ¡Cómo ha salpicado el agua! También se ha mojado los pies. Pero a mamá no le ha parecido tan divertido.

-          Tina, lo de Leo ha sido una faena, pero no se ha dado cuenta. Pero tú te has mojado a propósito… tendremos que ir a casa a cambiaros de ropa, porque si no cogeréis un buen resfriado.

Al llegar a casa, mamá les ha quitado la ropa que estaba mojada y les ha puesto el chubasquero, el gorro y las botas de lluvia. “Ya sé que os encanta saltar en los charcos, chicos, pero es mejor que lo hagáis cuando estéis bien equipados. ¡Como ahora!”, ha dicho mamá. Y Tina y Leo han salido a la calle para saltar de charco en charco.

Ilustración: Ana del Arenal

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Los tres cerditos y el lodo

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También disponible como audiocuento.
Cuento de tres cerditos que se divierten en el barro

Eran tres hermanos cerditos a quienes les gustaba mucho ir a la escuela. Tenían cada uno una mochila preciosa con su nombre, en la que guardaban su estuche, el cuaderno y un libro de lectura.

Se levantaban muy temprano por la mañana para desayunar una manzana muy madura, casi casi pocha, y un buen vaso de leche que bebían con una pajita haciendo mucho ruido.

Un día, volviendo de la escuela, pasaron delante de un gran charco lleno de lodo. Con lo que les gustaba a ellos bañarse en el lodo, no lo dudaron, se quitaron las mochilas y saltaron al charco a la de una, a las dos y a las tres. Jugaron durante horas y horas, manchándose de lodo.

Cuando empezó a atardecer y casi ya no quedaba lodo en el charco, se dieron cuenta de que se había hecho muy tarde y de que sus padres estarían preocupados en casa esperándoles. Debían de pensar en alguna excusa para explicar porqué llegaban tan tarde a casa.

Por el camino fueron discutiendo. El mayor decía que podían inventarse que les había entretenido un lobo por el camino, el mediano que  se había roto el puente por el que siempre pasaban para llegar a casa y el pequeño dijo que lo mejor era decir la verdad.

Y cuando llegaron a casa, sin pensarlo, les contaron a sus padres lo bien que se lo habían pasado jugando en el lodo y que por eso se les había hecho tarde. Y como al papa cerdo y a la mamá cerda también les encantaba el lodo, les preguntaron dónde estaba ese hermoso charco ¡para ir todos juntos a darse un chapuzón!

Ilustración: Ana del Arenal

¡Un perro!

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A Tina y Leo les regalan un perro
Hace unas semanas, Tina y Leo pidieron a una estrella fugaz un deseo: que papá y mamá comprasen un perro. ¡El mejor juguete del mundo!

Cuando papá y mamá aceptaron, pusieron una condición: todos ayudarían a cuidar del perro. “No es un juguete”, dijo mamá muy seria, “es un animal, está vivo. Hay que cuidarle muy bien, como hacemos papá y yo con vosotros. Jugaréis con el perro, pero también nos ayudaréis a cuidar de él”.

Hoy, por fin, van a ir a la tienda de animales a elegir a su mascota. Pero al arrancar, papá no se ha dirigido al centro comercial. “Chicos, vamos a elegir a nuestro perro en otro sitio”.

Así han llegado a la perrera. Papá les ha explicado que allí van todos los perros que pierden a su dueño. ¡Cuántos perros! Grandes, pequeños, marrones, blancos…

- Ése, me gusta ése de ahí!, ha gritado Leo.

Señalaba a un perro de grandes ojos tristes, que se había quedado mirando a Leo fijamente. “¿A ti te gusta Tina?”, ha preguntado mamá. “¡Sí!”.

De camino a casa han pensado diferentes nombres, pero no se han puesto de acuerdo. “Vamos a darle un buen baño en el jardín y después le enseñaremos la cama que le hemos preparado”, ha dicho mamá.

El baño ha sido de lo más animado! El perro se sacudía y salpicaba a Tina y Leo, que reían a carcajadas. Ha correteado por todo el jardín. ¡No paraba quieto!

- Este perro es de lo más guerrero!, ha dicho mamá.
- Deberíamos ponerle el nombre de un famoso guerrero. ¡Deberíamos llamarle Atila!
- ¡Atila!, han gritado Tina y Leo.

Y Atila, muy contento con su nuevo nombre, ha ido corriendo a jugar con Tina y Leo.

Ilustración: Ana del Arenal

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